El conflicto de la soja.
El gobierno ganó pero ¿adónde va?
Vencedores y vencidos.
Aquel penal que Roma le atajó a Delem adelantándose hasta casi poder desatarle los cordones, se sigue discutiendo, sin embargo el resultado está tan inapelable como cuando el árbitro Nai Foino pitó la finalización del partido. En este caso el gobierno no reculó, mantuvo su medida de imponer retenciones móviles, y los productores deberán pasar por ventanilla con la cola entre las patas.
Fue un triunfo importante para el campo popular y la mayoría de la sociedad, ya que mostró a un gobierno que no temblequeó ante una medida estruendosa y con apoyos poderosos, y porque la acción de los activistas del campo puso sobre el tapete vitales puntos de discusión, como la sojización salvaje y el antidemocrático accionar de minorías
Pescando en río revuelto.
El conflicto empezó por las retenciones a la soja, pero en los piquetes y en la voz de ese nuevo Blumberg que es De Angelis, promocionado hasta el hartazgo por los medios concentrados, se escuchó hablar de la carne, de la leche, de las economías regionales, cosa que a la Sociedad Rural, financista de este lock out, jamás le interesó.
Pero lo más significativo que ocurrió en los piquetes y los cacerolazos son las puteadas contra el gobierno, y las loas a Videla.
Este cronista cubrió el primer cacerolazo en Olivos, de los 500 manifestantes, una docena pedía la renuncia de la presidenta y vivava a Videla, otros a Menem, otro grupo insultaba a los Montoneros (¿?), y un gran sector curioso, realmente autoconvocado, donde se veían algunas caras del ARI y del Radicalismo, al escuchar los disparates prodictatoriales daba dos pasos atrás, y en algunos casos hacía mutis por el foro.
Intentaron desestabilizar con la confusión, los sectores de derecha pretendieron cargarse al gobierno al notar que en las capas medias urbanas, repletas de gorilismo, ya que no le gustan las carteras de Cristina, pero tampoco se bancarían que Nina Peloso fuera presidenta “porque no nos puede representar una negra.” Esos sectores, que perdieron la elección de octubre por 25 puntos, los sectores sociales que más rápido salieron de la crisis y no quieren una república más igualitaria, lo dicen, están en contra de las jubilaciones a las amas de casa y los planes sociales, expresan una crispación alentada por la espectacularidad de los medios tipo Clarín o los canales de noticias.
La derecha antidemocrática, la embajada yanqui de Bush, Cecilia Pando, Neustad y Grondona, pretendieron dar un golpe sin generales.
En esto el gobierno fue progresista.
La presidenta Cristina explicó al conjunto de la población los problemas que acarrearía en un futuro próximo el monocultivo de soja, se perdería nuestra soberanía alimentaria, cien mil productores obligarían a cuarenta millones a variar su dieta histórica.
El hecho de que se hable de esto es un paso adelante, increíblemente la izquierda no vió que no era una discusión entre ranas y sapos, sino entre la oligarquía y la nueva burguesía de los que ganan con el campo desde una oficina en Puerto Madero, sin ensuciarse los zapatos con bosta ni haber visto un pollo vivo en su vida.
Tendrían razón si preguntaran porque el gobierno no aplica las mismas retenciones al petróleo, a la minería o a la pesca, que también provocan deterioro ambiental.
Los niveles de siembra de trigo y maíz bajan mucho más allá del piso histórico, cada vez hay menos vacas y los desmontes son exorbitantes, y no puede hacer mucho el gobierno federal, que quedó atado después del Pacto de Olivos a los que decidan en sus provincias los patricios gobernadores y los legisladores vitalicios. Vaya Cristina a proponerles a los oligarcas salteños que dejen de desmontar.
Arriba las palmas de todos los negros.
El gobierno se pegó a Moyano y a D´Elía porque son quienes pueden movilizar y ganar la calle, que es en general donde se dirimen estas batallas, el gobierno no tiró un solo tiro, no pegó un palazo. Los sectores más pobres son los que ganaron la elección porque en los últimos años se acostumbraron a comer. El PJ tradicional, con sus barones en las intendencias y las gobernaciones, nunca se sabe bien de qué lado está. Aparte, ¿quién no sueña con darle un piñazo como D´Elía a un gorila rompepelotas.
¿En dónde estamos parados?
El gobierno ganó porque sectores medios desmovilizados, que veían al campo con alguna simpatía, empezaron a notar que había algo atrás, que cortaban rutas sin caminos alternativos, que pretendían desabastecer, que decían que no a todo antes de que Cristina terminara sus discursos; los golpistas económicos se dieron cuenta que tenían que realizar una retirada estratégica para rearmar fuerzas.
La distribución igualitaria de la riqueza no se dará por decreto, será, si se logra, producto de una lucha popular, los sectores mayoritarios, los trabajadores, quedamos en mejores condiciones para exigir al gobierno que aplique mano dura contra los especuladores, y que invierta en provincias donde todavía no se terminó de salir del infierno, como en amplias zonas del conurbano, donde los ruralistas no pueden pisar.
Pero el propósito del Kirchnerismo de poner al aparato del PJ al frente del proyecto nacional no puede terminar sino mal, son los que estuvieron con Menem, ¿o no se acuerdan? No se acuerdan, por ejemplo, que fue el Secretario de Agricultura de Menem, el que cerró la Junta Nacional de Granos y la de Carnes, el Ingeniero Agrónomo Felipe Solá.
